TRIBUS URBANAS

He estado siguiendo muy atentamente el fenómeno adolescente de las llamadas “tribus urbanas”, y les diría que me gustan. Me parece muy bien que los jóvenes estén reconectándose con el mundo autóctono.

 

Hay un factor que me llama mucho la atención, y es que en este proceso, no resurjan los alacalufes, ni los onas, ni los huilliches, ni los atacameños, pero sabiendo que los jóvenes de este país son prácticamente analfabetos, quizás no los conocen. Pero y los mapuches?, ni siquiera esos… o a lo mejor les cambiaron los nombres, claro, eso es! Los poquedones deben ser como los aymaras, y los pichulais como los picunches, y así. Eso es!

 

Bueno, en seguida, hay algo que me tiene preocupado, porque estos muchachos no han reparado siquiera en una reconstitución de las vestimentas, y han sido sustituídas por unos atuendos francamente espantosos. Ah no! Ya veo! Debe ser que es una adaptación, y por eso, en lugar de vestirse con pieles animales y tejidos rústicos, lo están haciendo con ropa en mal estado, destruida y muchas veces hedionda.

 

A propósito de esto último, los hábitos de higiene son algo de lo que se han preocupado mucho, al parecer han renunciado al uso de champú y jabón. De hecho en los peinados se aprecia el esfuerzo en emular a estas razas de pelos lisos y tiesos.

 

Eso está muy bien muchachos, los felicito.

 

Bueno, lo que no quisiera de mencionar, para que sepan que me preocupo de ustedes, es que no estoy tan seguro de que los indígenas fueran efectivamente tan coléricos como ustedes, al menos no -fuera de sus ceremonias tribales- yo creo que no es bueno, ni necesario estar en trance todo el santo día.

 

Les quisiera recordar, que Dios los está mirando, y en su paraíso nos recibe a todos en tanto seamos parte del gentil rebaño de la iglesia, y que para eso, la mano colonizadora nos evangelizó y suprimió estas conductas impropias. Tampoco es bueno que estén en estos ritos de apareamiento en el espacio público, porque incluso los mapuches disponían de rucas, que probablemente eran utilizadas para tales manifestaciones, y no las plazas, los parques y las áreas públicas, serán tribales pero no indecentes por favor!

 

De la lista de desapegos que no comprendo, quisiera sugerir replantearse la música que escuchan, que efectivamente cumple con el requisito de ser monótona, repetitiva y arcaica, pero de lo poco que comprendo sus letras, debieran adorar lobos y zorros, animales de estirpe, y no a los perros emulando su apareamiento, no sólo se ve grotesco, sino también peligrosamente indecoroso.

 

Saludos cordiales a todos, menos a los que se rapan la cabeza, porque esos desadaptados son tan ignorantes que no se han enterado que entre nuestros pueblos originarios no se distribuían navajas ni afeitadoras.

 

Les recomendaría a las chicas no cumplir con lo de andar a teta pelada, porque se les van a poner feas las pechuguitas. Aparte que se las pueden llevar detenidas por ofensas a la moral.

 

A los muchachos, depilarse las cejas no es de hombre, y en las imágenes de nuestros indigenas no se aprecia tal acicalamiento, es un poco homosexual, y no quisieran parecerlo supongo.

Eso sería todo.

 

Que Dios los perdone, enfermos mentales y les salve de este camino del delito y la obscenidad.

 

Con todo aprecio,

Climaterio Soto Lamarca